Archivo de la etiqueta: El Capricho

Bárcena Mayor y Comillas

Estábamos a día 26 de junio, nuestro primer aniversario de boda (motivo de este viaje) pero antes de la cena de celebración tocaba hacer un poco de turismo. Otro de los pueblos que nos habían recomendado era Bárcena Mayor, un pueblo del interior de Cantabria a casi 60 km de Cortiguera, donde teníamos el campamento base. Por lo que habíamos leído Bárcena Mayor conservaba todo el encanto de los pueblos rurales de principios de siglo (del XX, claro), así que ese día pusimos rumbo hacia allí.

DSC_0015

Dejamos el coche en el aparcamiento habilitado a la entrada (esto lo encontramos en muchos pueblos cántabros) y por un caminito de tierra nos adentramos en el pueblo.

DSC_0016
DSC_0024
DSC_0025

Tengo un amigo de Lugo que dice que en cualquier rincón del mundo hay un gallego trabajando y un catalán de vacaciones. Pues debe ser verdad porque nada más pisar el pueblo lo primero que nos encontramos fue un autocar de jubilados de Lleida.

DSC_0019

Bárcena Mayor fue declarado conjunto histórico-artístico en 1979 gracias a la conservación de sus edificios y actualmente vive por y para el turismo. Me perdonarán los cántabros pero para mi gusto el pueblo es demasiado parque temático. Si bien es cierto que el pueblo tiene mucho encanto, la cantidad de restaurantes y tiendas de recuerdos y productos típicos hacen que pierda parte del mismo.

DSC_0026
DSC_0030

Cuando hablo de tiendas de productos típicos me refiero a establecimientos como este.

DSC_0032

Los más de 35 grados que marcaba el termómetro tampoco ayudaron a que nos lleváramos mejor impresión de Bárcena Mayor así que tras dar una vuelta por sus callejuelas y tomar un refresco en un bar nos fuimos en busca del coche y su aire acondicionado.

DSC_0035
DSC_0040

La siguiente etapa del día estaba en Comillas. Queríamos visitar El Capricho, una de las pocas obras de Gaudí fuera de Catalunya, y aunque la guía no lo dejaba demasiado bien nos apetecía verlo. Pero primero hicimos un alto en el camino para comer y reponer fuerzas en un restaurante en Fresneda con aire acondicionado, donde Cesc tuvo el valor de comerse tres platos de cocido montañés. Para quien no lo sepa es un estofado de judías con morcilla, tocino y cosas así, todo muy dietético y lo más adecuado para un día de calor como el que estábamos teniendo.

Ya en Comillas nos refugiamos en una terraza a esperar que cayera un poco el sol.

DSC_0067

Ahora voy a daros un consejo, cuando queráis ir a visitar algo aseguráos siempre primero de los horarios de visita. Yo no lo hago nunca y por supuesto, como Murphy no falla, El Capricho permanece cerrado al público los domingos por la tarde y los lunes todo el día, así que tuve que contentarme con las vistas desde el aparcamiento.

El Capricho, de lejos

Después de nuestra visita frustrada dimos un paseo por Comillas hasta acercanos a la playa, donde vimos un fenómeno muy curioso pero extendido en Cantabria, y es que había más gente tumbada al sol en el césped junto al aparcamiento que en la arena. Supongo que si no vas a bañarte (hay que tener valor para meterse en el Cantábrico) el césped es más cómodo y más limpio que la arena.

DSC_0081
DSC_0078

De nuevo asustados por el calor decidimos volver a la posada a refrescarnos un poco y descansar. Por la noche nos esperaba nuestra cena de aniversario en Suances, en el restaurante La Dársena que nos habían reservado desde la misma posada. Sólo decir que comimos espectacularmente bien y el resto carece de importancia para la temática de este blog.

El día siguiente, lunes, era nuestro último día en Cantabria y nos quedaba por visitar Santillana de Mar, San Vicente de la Barquera y subir al mirador de Fuente Dé.